Esta especie de suculenta llamada Senecio Stapeliiformis o como se llama con el sinónimo latino Senecio stapelia o como yo lo conocí, como cactus lápiz, por la forma curiosa que tiene que recuerda a este pequeño objeto. Los podemos encontrar repartidos por África del Sur. Se caracterizan para ser tallos únicos que se pueden ramificar tanto desde la base como desde las puntas. No acostumbran a hacerse muy grandes, llegan como mucho a hacer treinta centímetros de altura y son de color verde oscuro y gris. Hace unas hojas muy pequeñas que tienen forma de escama. A pesar de que le gusta mucho la luz del sol, no se tiene que exponer a la luz solar directa, pues os puede pasar lo que por desgracia me ha pasado a mí, y es que el sol lo queme. Sí que es cierto que le gusta el sol directo, pero siempre desde la precaución de las horas centrales del día en las épocas más calurosas de proporcionarle un poco de sombra, si no os pasará el que ya he dicho, que se puede quemar y, por lo tanto, morir.
Es una suculenta ideal para tenerla en interiores, junto a una ventana o en una habitación muy bien iluminada, sin que le dé el sol directo. Si el lugar donde está le gusta, podremos disfrutar de su floración, pues es una de las especies que hace las flores más persistentes de todas a la vez que muy bonitas y vistosas. Son de color rojo y las podremos apreciar entre finales de verano y medios de otoño.
Para regarlos van al contrario que prácticamente los otros cactus y suculentas exceptuando algún género. Su época de reposo es en verano y la época de máxima actividad es en invierno, cuando a diferencia de los otros, en verano es cuando están con actividad y en invierno en reposo. Pues teniendo esto claro, en verano se tendrá que regar muy poco, como mucho una vez al mes y regar moderadamente el resto del año esperando eso sí que la tierra esté completamente seca antes de volver a suministrar agua.
No conviene que la temperatura inferior baje de los ocho grados positivos.


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