Hoy os presento un cactus que no tiene nada que ver con los de su propia especie, podríamos decir que es único. Se trata del Thelocactus setispinus, conocido con el nombre vulgar de cactus de fresas en referencia al pequeño fruto que hace una vez la flor se empieza a marchitar. Hace una flor grande de color amarillo con el centro de color rojo y como he dicho antes, después produce unos frutos parecidos a las bayas de color rojo anaranjado.
Es curioso también que en esta especie los nervios o costillas están muy marcados y también a veces son bastante ondulados. La podemos encontrar con facilidad en las jardinerías o en mercados. En verano, si le da el sol directo, veréis que cambia del verde oscuro que tiene normalmente al color rojo. Esto lo hace para protegerse y evitar quemaduras. Esto lo he podido ver yo de primera mano con el que tengo en casa. Si esto os pasa, ponéis un parasol o movéis la maceta a algún lugar que le dé semi sombra.
Tolera medianamente bien el frío, puede resistir heladas ocasionales, pero mejor evitar que baje de los cinco grados positivos. El riego tiene que ser mínimo, poca cantidad y un poco seguido. Es mejor que lo reguéis tres veces por semana en verano aportando muy poca agua así os aseguráis que el sustrato está seco antes de volver a dar agua que regar mucho y hacerlo una vez cada quince días, que sería el normal. Si lo hacéis así, os podéis arriesgar a que el cactus se marchite y se muera. Hay que tener en cuenta también la humedad. Mucha humedad puede pudrir las raíces y es otra manera de destruirlo. Se puede reproducir con facilidad a través de las semillas que suelta la flor.
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