Hoy hablaremos de un cactus poco común pero muy especial. Se trata de la Eriosyce Senilis, procedente del norte de Chile la conocemos también con el sinónimo científico de Neoporteria Senilis.
Cuando es joven, es una esfera redonda que con el paso del tiempo se vuelve cilíndrica midiendo unos ocho centímetros de alto. Una vez es adulta, podemos observar que repartido por toda la superficie del cactus hay unas dieciocho costillas formando una espiral, con sus respectivos tubérculos y sus aréolas, de donde salen sus espinas (unas veinte) que son bastante curiosas. A pesar de que son de color blanco, son unos pinchos flexibles y muy espesas que recuerdan a las cerdas de un cepillo. Tiene que estar expuesto al sol directo cuántas más horas sea posible, pero si lo tenéis en el interior, lo tenéis que poner junto a una ventana muy bien iluminada y sobre todo que sea un lugar muy ventilado. Si respetáis estos criterios, podréis disfrutar de unas flores relativamente grandes respecto al tamaño del cactus. Normalmente, son de un color rosa intenso y pueden hacer hasta cinco centímetros de diámetro.
Puede aguantar unas temperaturas bastante bajas, resiste hasta cuatro grados negativos a condición de que tenga el sustrato completamente seco y no sean muy frecuentes. Si no queréis exponerlo a posibles problemas, mejor que supere los cuatro grados positivos. Es muy sensible al exceso de riego y una humedad ambiental muy elevada.
Para acabar, el riego tiene que ser moderado, una vez cada quince días en la primavera, una vez a la semana en verano, y si estáis en un lugar donde en otoño no hace mucho frío, os podéis permitir de regarlo una vez al mes. En invierno, dejar de aportar agua completamente hasta que las temperaturas no vuelvan a ser estables, es decir, que sean superiores a seis grados positivos. Antes de regar, os tenéis que asegurar que la tierra esté seca.


Valoraciones
No hay valoraciones aún.