En el día de hoy os presento un cactus que me hace especial ilusión de explicaros, puesto que uno de los ejemplares que tengo en casa es de los primeros que adquirí cuando empecé a coleccionar, y hace ya diez años que lo tengo. Se trata del Cleistocactus Strausii, vulgarmente denominado antorcha plateada. Es originario de Argentina y es especialista en vivir en regiones montañosas. Son cactus columnares que a medida que van creciendo se ramifican desde la base y pueden llegar a hacer dos metros de altura por seis centímetros de ancho si está plantado directamente al suelo y le gusta el terreno donde es plantado.
Es una planta curiosa porque a la punta tiene una vellosidad blanca que parece que debajo no haya nada, pero no os dejáis engañar, porque bajo estos pelos blancos se esconden unos pinchos que son bastante traicioneras. Las espinas surgen de las veinticinco costillas que forman el cactus, la mayoría que se esconden son pequeñas, pero hay entre cuatro y seis de más grandes, de color amarillo y que se pueden ver a simple vista.
Las flores, yo personalmente de momento no he visto nunca ninguna (pero hay que decir que, en los días próximos, este mismo ejemplar que estoy describiendo, me ofrecerá la posibilidad de verlo florecer), las personas que sí que las han visto dicen que son unas flores rojas de forma tubular. Normalmente, salen durante la primavera, pero hay quién dice que también pueden hacerlo en otoño. Una vez la flor se ha marchitado, deja a unos frutos de color verde.
Necesita una exposición directa de sol y un clima más bien seco. Son muy buenos también porque resisten las heladas de hasta diez grados negativos si el sustrato está seco y no hay humedad ambiental (o es muy baja). Y el riego tiene que ser abundante en verano y nulo cuando empieza el frío. Es aceptable regar una vez cada quince días en la primavera, una vez por semana en verano (dos veces como mucho si vivís en una zona donde hace mucho calor) y dejar de regar a medio otoño, si regáis justo cuando empieza el otoño, tenéis que tener claro que esta será la última aportación de agua antes del descanso invernal. Como siempre, entre riego y riego os tenéis que asegurar que la tierra está completamente seca.
Finalmente, no podéis excederos con el agua o regar si el sustrato está aún mojado porque puede ser atacado por hongos (salen si hay encharcamiento) o también puede ser atacado por la cochinilla.



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