Hoy os hablo de uno de los híbridos más codiciados en el mundo de los cactus y suculentas. Se trata de Alworthia «black gem». Nace del cruce natural de Aloe Speciosa y Haworthia Cymbiformis y ambas especies son bastante extrañas, esto hace de esta suculenta una de las más extrañas y buscadas que hay ahora mismo. Es muy apreciada por los coleccionistas por las características que reúne: la belleza de sus hojas, la capacidad de cambiar de tonalidad con mucha facilidad dependiendo de la intensidad lumínica que reciban, la facilidad de cultivo y la facilidad que tiene para multiplicarse. La podemos reconocer por la forma que tiene. Se caracteriza para formar una roseta muy compacta, con las hojas alargadas, erectas y cónicas. No sobrepasan los quince centímetros de altura. A pesar de que no lo podemos ver a simple vista, tiene un tallo corto que es de donde salen los hijos, que bien los podemos dejar que crezcan junto con la madre o los podemos sacar para reproducir la especie y crear plantas nuevas. Este tallo lo podemos ver si retiramos algunas de las hojas grandes. Por desgracia, esta Alworthia y todos los híbridos que se consideran extraños no hacen flores ni ningún otro tipo de estructura reproductora. Esto ha sido modificado genéticamente porque si se diera el caso que uno de estos ejemplares va a parar a la naturaleza, no sea capaz de reproducirse y así evitar que salgan ejemplares nuevos, y por este motivo solo la mano humana puede conseguir nuevas plantas para ponerlas a la venta.
Le gusta una iluminación intensa, puede aguantar el sol directo, pero no es aconsejable porque una exposición muy prolongada al sol podría afectar a las hojas. Crece muy bien en aquellos lugares donde las temperaturas ronden los veinte o treinta grados y tolera las temperaturas inferiores a los diez grados y próximas a los cuarenta grados. Uno de los puntos a evitar si no queréis perder esta suculenta es evitar las temperaturas inferiores a cero grados, puesto que una helada podría pudrir la planta y matarla.
Para regar también se ha de tener en cuenta que quiere agua sin que se produzca un encharcamiento, por el hecho que, si se acumula mucha agua, se pudren las raíces y es otra manera de llevar la suculenta en la muerte. Por eso en verano, le conviene agua una vez cada quince días esperando que el sustrato esté totalmente seco y retirar el agua cuando las temperaturas mínimas bajen de los diez grados positivos.


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