Hoy os hablaré de un cactus que no es un cactus ni una suculenta, sino una pequeña planta perenne. Recibe el nombre de Cheiridiopsis denticulata y se la conoce como hierba de alfombra, porque cuando está plantada en tierra y está agrupada junto con otros ejemplares, la forma curiosa que tiene con las puntas hacia arriba, recuerda a una alfombra de las que tenemos todos en casa, en el suelo de la habitación. Es originaria de África del Sur.
Esta planta puede crecer hasta diez centímetros de alto y extenderse por tierra hasta medir treinta centímetros. Lo que es curioso de esta especie son las hojas, puesto que están opuestas y puede tener uno, dos, o tres pares de hojas que están completamente erectas y se sobreponen a las que están directamente en al suelo. Estas hojas nunca son iguales, siempre crecen de una forma diferente. El color normal que tiene es desde un verde brillante a un verde oscuro. Cuando florece nunca se sabe de qué color saldrán las flores. Pueden ser amarillas, blancas o anaranjadas. Salen a finales de invierno.
Esta planta está activa desde finales de invierno hasta la primavera, y empieza el reposo en verano, esto quiere decir que se ha de regar abundantemente en otoño y primavera, que es cuando crece. En verano, es mejor no regar, solo cuando observamos que las hojas se empiezan a encoger, le podemos aplicar agua con un pulverizador, solo la cantidad justa para volver a hidratarlas.
Por último, en cuanto a la luz, necesita una exposición brillante cuando está a la sombra, es decir, que quiere luz sin sol directo en la época de invierno, y quiere un lugar fresco y sombreado en verano, para proporcionar cierto grado de humedad, sin pasarse también porque mucha humedad puede acabar con la planta.


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