La Espostoa Lanata, también conocida como viejo del Perú, es originario de Ecuador, pero también lo podemos encontrar en Bolivia y como no podía ser, también en Perú. Tiene una forma arbustiva muy ramificada desde la base, con el tiempo, también se ramifica por la parte superior, pero tienen que pasar unos cuántos años antes de que esto no pase y, sorprendentemente, puede llegar a los cinco metros de altura. Si es un ejemplar de una altura considerable, se puede confundir con el Cleistocactus Strausii (la antorcha plateada) por su parecido estructural.
Cada cilindro que sale es completamente erecto y mide entre seis y doce centímetros de diámetro. Las costillas que se pueden ver fácilmente en ejemplares pequeños y cuestan de ver cuando son plantas grandes, a causa de esta vellosidad tan peculiar que los rodea. Tienen entre dieciocho y veinticinco y no sobresalen mucho, entre cinco y ocho milímetros de altura y con una separación entre ellas de diez milímetros. No os fieis nunca de estos pelos, porque justo debajo se esconden unas espinas largas y afiladas que os jugarán un mal pase si no tenéis cuidado.
En cuanto a las flores, tenemos que estar un poco de suerte para verlas, pues surgen por la noche, en la parte superior entre la vellosidad y tienen forma de embudo. No duran prácticamente nada, porque por desgracia mueren al día siguiente y se esconden entre la lanosidad. Miden de cinco a seis centímetros de largo por cuatro de diámetro, normalmente son de color púrpura o blanco, esto las hace ser características por el color y la forma. La floración sale desde verano hasta el otoño y solo si la planta ya es adulta, a continuación, saldrán unos frutos pequeños parecidos a las bayas dulces y jugosas de como mucho tres centímetros de color rojo violeta.
Para acabar, solo hay que decir que necesita exposición a pleno solo, aguanta sin problemas temperaturas altas, mejor no exponerlo en mínimas de siete grados positivos siempre que haya humedad o cinco grados positivos si el clima es seco. Se tiene que regar de manera regular sobre todo cuando tiene flor (recordad, entre el verano y el otoño), el agua mejor que no toque el cuerpo del cactus. El resto del tiempo que se tenga que regar, no pongáis mucha agua de golpe o la base de la planta es pudrirá y morirá.


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