La Euphorbia Pulvinata, se conoce con el nombre vulgar de Euphorbia alfiletero, haciendo referencia a la forma de sus espinas y es procedente de Suráfrica. En su hábitat natural si está en una zona plana donde tenga mucha precipitación puede crecer hasta un metro por año, incluso en situaciones invernales adversas (con nevadas, frío importante…).
Esta planta, es una suculenta dioica, es decir, que para reproducirse tiene que haber ejemplares masculinos y femeninos. Dependiendo de si tienen un sexo u otro, nacerán directamente del tallo madre (de la que conseguisteis primero) o bien nacerán tallos separados e independientes. En la naturaleza forma unas masas compactas y extremadamente grandes que se componen de millones de cabezas pequeñas muy puntiagudas. Puede medir hasta dos metros tanto de altura como de anchura, y cada ejemplar de estos que se junta, añade un metro a la masificación.
Ahora os describiré solo un ejemplar, porque os podáis hacer una idea de cómo son. Es un tallo corto, globoso (pero con el tiempo se va volviendo columnar), tiene entre siete y diez costillas. Le salen numerosas ramas desde la base, bastante espinosas, de entre dos y quince centímetros de largo por entre dos y cinco de ancho. Le salen unas hojas muy pequeñas que miden como mucho cincuenta milímetros de largo, lineales, agudas y dejan unas pequeñas cicatrices blancas. Tiene la punta ligeramente hundida, el cuerpo de color verde y tiene unos triángulos diminutos de dos a cuatro milímetros de profundidad entre ellos que con el paso de los tiempos van desapareciendo.
Las espinas están modificadas, pueden ser de color blanco a púrpura, dependiendo de la estación que estemos y miden de uno a dos centímetros de largo. Las flores no saldrán si no ha habido antes una polinización entre el ejemplar masculino y el femenino. Cuando salen tienen forma de copa, pueden ser de color rojo púrpura, rojo oscuro o rojo burdeos. Cuando la flor se ha marchitado deja paso a un fruto de entre cuatro y cinco milímetros de diámetro, y dentro de este se encuentran las semillas, de forma ovalada, de dos a tres milímetros de largo, lisas y de color marrón pálido.
El riego en esta Euphorbia no es nada complicado, no tenemos que tener en cuenta que necesita un descanso invernal, pues en su espacio natal recibe agua durante todo el año, así que aquí tenemos que mirar de adaptarlo lo máximo posible a sus necesidades naturales. Por eso, regaremos moderadamente, aportando algo más de agua en los meses de crecimiento (primavera y verano) y espaciaremos más los riegos durante el frío, asegurándonos siempre que el sustrato esté seco antes de volver a aportar agua.
Puede soportar temperaturas de hasta ocho grados negativos, a pesar de que por precaución tenemos que evitar estas temperaturas tan bajas. Necesita luz solar directa para no afectar su crecimiento, pero durante las horas más calurosas es mejor aportar un poco de protección.
Para acabar, habéis de tener mucha precaución a la hora de manipularla, puesto que todas las especies de Euphorbia cuando se dañan sueltan una sustancia lechosa conocida como látex que es altamente tóxico y venenoso aparte de ser muy irritante, por eso cuando lo tengáis que tocar sea para trasplantarla o por alguna otra cosa, os tenéis que poner unos guantes. Seguidamente, limpiaros las manos con jabón y desinfectante y evitad tocaros los ojos.


Valoraciones
No hay valoraciones aún.