Aquí tenemos la Opuntia Subulata y es conocida en todo el mundo con el nombre de agujas de Eva. Es uno de los cactus más famosos y comunes que hay. Es una planta robusta, de forma arborescente (que tiene un crecimiento similar a un árbol) y muy ramificado que crece en altura consiguiendo normalmente entre dos y tres metros fácilmente o llegando incluso en casos especiales a los cuatro o cinco y teniendo un diámetro de entre diez y quince centímetros. Los brotes que salen a las puntas son alargados y bastante frágiles. Pueden crecer hasta los cincuenta centímetros de largo.
El tallo, normalmente hace entre seis y diez centímetros de diámetro. Si nos fijamos en la corteza más vieja, podemos ver que es lisa y marrón. Las aréolas que están a la parte superior de los brotes tienen grupos de espinas de entre cuatro y ocho completamente rectas, fuertes y de color amarillo a gris midiendo hasta seis centímetros de largo.
La floración es bastante curiosa: solo se da en aquellos ejemplares que tienen un tamaño considerable. Salen cuando empieza a hacer calor y nos ofrece unas flores grandes, muy vistosas de color rosa rojizo con el interior anaranjado y la base blanquecina. Hacen entre siete y diez centímetros de largo. Cuando empiezan a aparecer las primeras flores, también salen las hojas que también son relativamente grandes y persistentes. Estas aparecen en los extremos de los tallos y caen a comienzos del invierno. Cuando la flor se ha marchitado, deja paso a unos frutos espinosos de unos diez centímetros.
En cuanto a las temperaturas mínimas, no conviene exponerla a menos de cuatro grados negativos, puesto que podría morir. A pesar de que se ha dado el caso que si está en un lugar donde la humedad atmosférica es baja, puede aguantar hasta doce grados negativos siempre que no sea prolongadamente. Sin embargo, os aconsejo, nunca dejarlo sobrepasar los cinco grados positivos. Es una especie que crece bien y no ofrece dificultades de cultivo, soporta bien la sequía y los vientos marítimos.
Le gusta estar en el exterior, a pleno sol o a la sombra de la tarde. Si la tenéis en el interior, necesita luz brillante y un poco de sol directo, al menos durante cuatro o cinco horas en el día. Finalmente, se tiene que regar regularmente en la época de calor, pero permitiendo que el sustrato se seque completamente antes de volver a regar y no regar nunca en exceso. En la primavera regar una vez cada quince días, en verano una vez a la semana, en otoño una vez al mes si se tercia y en invierno, hay que mantenerlo seco. Es preferible no regar en días nublados, húmedos o fríos.
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