Aquí tenemos uno de los cactus que más me gustan, pero a la vez que menos me gusta tocar debido a la forma de las suyas pinchos, que crecen en forma de anzuelo (como los anzuelos de pescar) y esto hace que, si por mala suerte te pinchas, te cueste mucho de sacar y a la vez que te pinches con las espinas que hay al lado. Se trata de la Mammillaria Bombycina. Se conoce con el nombre vulgar de Biznaga de seda y la encontramos mayoritariamente en México.
Cuando están a su hábitat natural, forman colonias que pueden crecer hasta los veinte centímetros de altura, pero si los tenemos plantados en una maceta en casa, desde un buen principio a menos que no compres algún ejemplar que tenga ya bastantes cactus pequeños, encontramos solo una planta en cada maceta, y si la cosa va bien, se puede reproducir con facilidad. Entre la espina y la parte verde, podemos observar una vellosidad blanca aparentemente fina. Esta parte (entre la espina y la parte verde) se denomina axila. Los pinchos son rojizos.
En cuanto a las flores, al ser de la clase Mammillaria, florecen prácticamente toda la temporada de primavera y verano. Hace unas flores pequeñas, de color púrpura o rosa que salen a la parte superior, como una corona, por eso se dice que esta especie son unos cactus coronados. Produce unos frutos blanquecinos donde en su interior se encuentran las semillas negras para poder crear nuevas plantas.
Normalmente, la biznaga de seda prefiere un ambiente de semisombra, pero si tiene que estar a pleno sol, tampoco le desagradará, siempre que tengamos en cuenta que en verano si por casualidad el sol es muy caliente, de proporcionarle un poco de sombra. Durante el invierno, es mejor no dejarlo que pase de los tres grados positivos.
En cuanto al riego, tened en cuenta que es muy resistente a la sequía, aun así, durante la primavera y verano, es recomendable regar una vez cada quince días esperando siempre que el sustrato esté completamente seco. Si esto no se respeta, un exceso de riego llevará el cactus a tener enfermedades fúngicas y como consecuencia, la pudrición de la planta. Por eso, es muy importante que cuando empiecen a bajar las temperaturas de los seis grados positivos, dejar de aportar agua (desde el otoño hasta la siguiente primavera, cuando las temperaturas vuelvan a superar los seis grados positivos).
Por último, aparte de la posible propagación por semillas, podemos hacerlo fácilmente a través de algún hijuelo o de alguna parte rota.
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