La planta que os presento hoy, es una suculenta extremadamente extraña a la vez que curiosa. Se trata de la Peperomia Columnar, procedente de América del sur y se conoce con el nombre vulgar de Peperomia columnar, haciendo referencia a su crecimiento. Son plantas pequeñas, no acostumbran a pasar de los veinticinco centímetros de altura y se componen de un tallo de donde nacen unos brotes que son las hojas. Estas son carnosas y en la punta tienen unos dibujos muy marcados sea bien por manchas o por arrugas. Crecen de forma alterna y están agrupadas, son de color verde grisáceo o amarillento. Si miras la planta en detalle, veremos que pueden recordar a las escamas de los peces.
Florece durante el verano, y produce una espiga a la punta de la suculenta donde salen una gran cantidad de flores muy pequeñas y amontonadas de coloraciones amarillas. Tanto pueden crecer formando un tapiz como ser colgantes. El riego no tiene que ser muy frecuente, ella misma nos dirá cuando quiere agua de una manera muy simple: las pequeñas hojas se empezarán a arrugar. Justo cuando esto empiece a pasar, será cuando tendréis que aportar agua, y tanto lo podemos hacer echando agua por encima, como por inmersión. Lo que es importante es que el agua no entre en contacto con el tallo. Si vivís en un lugar donde no hay mucha humedad ambiental, también es crucial que pulvericéis un poco de agua por encima de las hojas, así facilitaréis la hidratación. No es una especie que tolere las temperaturas bajas, por eso cuando empiece a hacer frío, conviene que la mováis a un lugar donde la temperatura ambiental sea aproximadamente de quince grados. ¡Tenéis que cuidarla muy y muy bien, porque la Peperomia Columella es una variedad muy extraña y muy difícil de encontrar!
Finalmente, si tenéis cura que esté a una buena temperatura, una buena iluminación y tenga una aportación de agua adecuada, no tenéis por qué sufrir, no acostumbran a tener problemas. A pesar de que pueden ser atacadas por la cochinilla, la araña roja o el pulgón.
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