Cactus Chamaecereus Silvestrii

Chamaecereus Silvestrii ha sido uno de los cactus que más años ha estado en mi vida. En mi casa siempre he visto una maceta muy grande que cuando llega la primavera, se llena de unas flores rojas anaranjadas pequeñas que aguantan abiertas todo el día, y cuando el sol se va, se empiezan a cerrar hasta el día próximo. Estas flores las he visto abiertas hasta una semana. Tiene el nombre común de cactus cacahuete, por la forma y medida que tiene, que recuerda a este fruto seco, y es originario de Argentina, más concretamente del norte. Se considera un cactus enano. No crece en altura, pero sí que lo hace en anchura. Forma una planta compacta que puede medir hasta cincuenta centímetros de ancho y los tallos más grandes pueden hacer quince centímetros y crecer horizontalmente. Tienen un diámetro de entre uno y medio y dos y medio centímetros. Son de color verde claro y en la longitud de cada tallo sobresalen las espinas. Le gusta más bien un lugar donde tenga semi sombra, porque si le da el sol directo durante demasiado rato y sobre todo en las horas centrales del día donde el sol es más caliente, hay peligro que cambien de tonalidad de verde a rojo y esto hará que se sequen demasiado. En cambio, si lo tenéis en un lugar donde tenga demasiada sombra y reciba muy poca luz solar, esto provocará que cada una de los tallos que forma el cactus se alarguen para buscar luz y como consecuencia pierdan tanto en color como con empobrecimiento de la floración y también perderán capacidad de hacer pinchos. Esta clase de cactus en concreto, es una de las más resistentes que conozco y que tengo en casa. No tiene problemas para aguantar temperaturas bajo cero, se ha registrado algún caso donde ha aguantado hasta veinte grados negativos. Al contrario que muchas de las otras especies, lo Chamaecereus silvestrii necesita el frío del invierno para poder florecer.

La humedad no le gusta mucho, por eso es bueno regarlos durante la temporada de crecimiento (primavera hasta el otoño) una vez por semana y cada veinte días o una vez al mes (si se da que lo tenéis en una zona donde prácticamente no hay frío o es inexistente para evitar el secado del cactus).

Un apunte personal: Desde siempre en casa nos han gustado las flores, siempre ha habido, y yo cuando era pequeña me quedaba mirando la maceta donde estaba este cactus y me preguntaba a ver qué clase de planta era, puesto que me decían que no me acercara porque me podría pinchar, así que la miraba de cerca sin tocarla, miraba cada detalle como por ejemplo las espinas que tenía, el color que tenía y sobre todo cuando era época de florecer, me quedaba sorprendida como de una cosa que yo consideraba extraña, curiosa y a la vez bonita, podría hacer unas flores como aquellas y también salir tantas al mismo tiempo. No fue hasta unos años más tarde que fui consciente que aquello no era una planta cualquiera, sino que se trataba de un cactus. ¡Fue entonces que entendí porque siempre me decían e insistían que no me acercara y que sobre todo no lo tocara, porque me podría hacer mucho daño!