Aquí tenemos la Rebutia Spinosissima procedente de Argentina, la conocemos también con el sinónimo científico de Rebutia hoffmannii. Dentro de la especie de Rebutia, hay tres variedades que son la Rebutia Hoffmannii, la Rebutia Spinosissima y la Rebutia Fiebrigii que se diferencian solo por las espinas y la forma del tallo, que es más pequeño, plano y con tubérculos.
Las espinas son densas, muy finas, blancas con las puntas marrones, muy numerosas y difícilmente se distinguen las centrales de las radiales. Se intuye que tiene entre cinco y seis espinas centrales más fuertes y largas que las radiales, que estas últimas hacen unos diez milímetros.
Las flores son de un rojo ladrillo claro, más oscuro por dentro, con forma de embudo, de unos treinta milímetros de largo y entre veinticinco y treinta de ancho. Si miramos la flor más en detalle, veremos que llaman mucho la atención los pistilos, que son de color blanco y se fusiona con el color verdoso pálido del tubo. A continuación, deja paso al fruto, que es pequeño y esférico, de tres a cuatro milímetros de ancho y curiosamente está cubierto de escamas y pelos. En su interior tiene unas semillas alargadas también muy pequeñas, de un milímetro de largo.
El riego tiene que ser moderado durante todo el año, podéis hacer lo siguiente: una vez a la semana en verano, una vez cada quince días en la primavera, una vez al mes en otoño y dejar de regar cuando las temperaturas mínimas sean inferiores a los seis grados positivos. Tened cuidado de no regar mientras el sustrato esté húmedo, sino, podéis producir una pudrición en las raíces y que se os muera este espectacular y extraño ejemplar.
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